jueves, 2 de julio de 2015

Diseñan una nueva bomba de insulina, mejorada

Desde para llamar a usarlos como videoconsolas, los smartphones cada vez cobran más importancia para nuestra vida. Pero ahora es literal, ya que la salud movil (mHealth) puede ayudar a salvar vidas y reducir la discapacidad entre las personas con diabetes tipo 1.

 Al asociarse un teléfono inteligente con un monitor continuo de glucosa y dos bombas diseñadas para administrar dosis precisas de las insulina o glucosa, un equipo de Boston ha creado un páncreas biónico que permitirá controlar los niveles de glucosa en sangre en personas con diabetes tipo 1 con más eficacia que los métodos actuales. Eso es un logro importante porque si los niveles de glucosa en la sangre son demasiado altos o demasiado bajos, puede haber consecuencias graves para la salud.

Damian y su hijo
 En un cuerpo sano, el páncreas regula los niveles de glucosa en sangre con maestría por la orquestación de la secreción de insulina, mientras que el otro componente, llamado glucagón, eleva la glucosa en sangre. Estas hormonas trabajan conuntamente como un termostato automático, subiendo y bajando la glucosa en la sangre cuando sea apropiado. Sin embargo, en la diabetes tipo 1, el páncreas produce poca o ninguna insulina, lo que conduce a un aumento de los niveles de glucosa que dañan gradualmente los vasos sanguíneos, los riñones y los nervios, aumentando el riesgo de ceguera y amputaciones.

Para evitar tales daños, las personas con diabetes tipo 1 deben recibir insulina adicional. Sin embargo, si las personas con diabetes tienen un exceso de insulina, no comen adecuadamente, o sufren de estrés físico o mental, sus niveles de glucosa en la sangre puede caer demasiado bajo una condición llamada hipoglucemia que puede causar convulsiones o incluso la muerte.

Como cualquier persona con diabetes tipo 1 sabe, es difícil y frustrante regular los niveles de glucosa con precisión utilizando tecnologías artificiales. Para la mayoría de las personas con diabetes, esto requiere pinchazos frecuentes en el dedo para la medición de los niveles de glucosa con un monitor. Sobre la base de esas lecturas, un paciente debe calcular la dosis correcta de insulina y luego inyectar la insulina con una jeringa o "pluma". Esto supone un montón de pinchazos en los dedos, mas los pinchazos con la aguja para la administración de la insulina cada día ademas de l oque supone una regulacion "manual", que tampco puede ser tan precisa como la que realiza un organismo sano. Las bombas de infusión continua de insulina pueden ayudar a reducir la necesidad de inyecciones repetidas de jeringas, pero todavía requieren pinchazos dedo frecuentes para que los pacientes o cuidadores pueden calcular la dosis correcta, ademas de la herida abierta constante en el cuerpo.

Un bioingeniero de la Universidad de Boston, Edward Damiano tenía una razón muy personal para querer un sistema que emula más de cerca un páncreas normal: su hijo, David, que tiene diabetes tipo 1. Al igual que muchos otros padres, Damiano se preocupaba por el riesgo de un posible ataque de hipoglucemia cuando el niño está dormido, por ejemplo. De hecho, desde que David fue diagnosticado a la edad de 11 meses, Damiano entraba en la habitación de su hijo varias veces por noche noche para probar su glucosa en la sangre.

Por esta razón, Damiano quería un páncreas biónico que vigilara a David de forma constante las 24 horas del dia y que entregara las hormonas correctas para equilibrar sus niveles de glucosa en sangre. Así, Damián y su colega de ingeniería biomédica, Firas El-Khatib, se pusieron manos a la obra con el invento.


El primer componente de su sistema de páncreas biónico es un monitor continuo de glucosa capaz de transmitir de forma inalámbrica sus lecturas a un teléfono inteligente. El segundo componente es un iPhone 4S, programado con una aplicación que Damián y El-Khatib desarrollaron para calcular la dosis correcta de insulina. Como un paso extra de seguridad, el programa también fue diseñado para calcular la dosis de glucagón necesaria por si los niveles de azúcar en la sangre caen demasiado bajos. Después de hacer los cálculos, el teléfono transmite de forma inalámbrica comandos de dosificación al tercer y cuarto componentes: una bomba de insulina y una bomba de glucagón, que entregan la dosis precisa de las hormonas a través de pequeñas agujas insertados bajo la piel del abdomen. Una vez en el torrente sanguíneo, las dos hormonas trabajan de forma conjunta para mantener la glucosa en la sangre a los niveles adecuados.

Este sistema de páncreas biónico, encaja perfectamente en una mochila o bolsillo grande, mide los niveles de glucosa en sangre de los pacientes y ajusta sus dosis de hormonas cada 5 minutos durante todo el día. Eso es un total de 288 mediciones cada 24 horas.

Después de desarrollar este dispositivo, Damián y El-Khatib trabajó con Steven Russell, un especialista en diabetes del Hospital General de Massachusetts en Boston, para poner a prueba en 20 adultos y 32 adolescentes con diabetes tipo 1. Durante el ensayo clínico de cinco días, los adultos vivían en un hotel, pero eran libres, bajo la supervisión de una enfermera, de comer, beber, y moverse como lo harían normalmente en casa. Las pruebas con los adolescentes fueron similares, pero se les mantuvo en un campamento de verano para los niños con diabetes.

En los resultados publicados en el New England Journal of Medicine, el páncreas biónico ayudó a las personas con diabetes tipo 1 a alcanzar niveles de glucosa en sangre más estables que los logrados con una bomba de insulina convencional. Lo que es más, los adultos que utilizan el páncreas biónico experimentaron un 40% menos de episodios de hipoglucemia y los adolescentes, un 50% menos.

Si ya son buenos estos resultados preliminares, todavía hay más trabajo por hacer antes de que este dispositivo está listo para el mercado. Damiano y sus colegas acaban de lanzar un ensayo clínico grande, multicéntrico que seguirá a 40 adultos durante 11 días en casa. Otro ensayo con preadolescentes, entre 6 y 11 años, se ejecutará este verano.

Los bioingenieros de Boston también se dirigen de nuevo a su mesa de trabajo con el objetivo de crear una versión más pequeña y más simple, que pueda ser probada en humanos en 2016. Y seguro que la version comercial saldrá en no mucho más tiempo, porque Damiano tiene una fecha limite autoimpuesta: David va a la universidad en el otoño de 2017 y le gustaría que su hijo pueda ir con un dispositivo plenamente funcional, efectivo y seguro.

Mas info, en la web donde están reclutando gente para los test, AQUI

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